En el municipio de El Corpus, Choluteca, existe un rincón tan encantador como inquietante. Rodeada de vegetación y de agua cristalina, la Poza de la Bruja deslumbra a quienes la visitan de día, pero al caer la noche, nadie se atreve a acercarse.
Los pobladores cuentan que, cuando el sol desaparece, el agua cambia. El espejo turquesa se vuelve oscuro y profundo, capaz de reflejar cosas que no existen.

La historia asegura que hace muchos años una mujer acusada de brujería perdió la vida allí. La amarraron y la lanzaron a la poza. Nadie volvió a ver su cuerpo.
Desde entonces, el lugar nunca volvió a ser el mismo. El murmullo del río se volvió un silencio pesado y, con el paso de los años, algunas personas que se bañaban en la poza desaparecieron sin dejar rastro.
Testigos relatan que el agua comenzó a moverse sola, formando un remolino que mostraba una sombra blanca bajo la superficie.

En el centro de la poza existe una cueva real, tan profunda que ni la luz logra alcanzarla. Según la leyenda, en ese abismo quedó atrapado el espíritu de la mujer, esperando el momento de salir.
Quienes se acercan al borde aseguran sentir un frío que atraviesa los huesos y, a veces, escuchan una voz que susurra sus nombres.
Hombre intentó comprobar lo sucedido en los años 80
Durante los años 80, un hombre del pueblo intentó comprobar el mito. Descendió con una cuerda y una lámpara, decidido a llegar al fondo. Pero el aire se volvió espeso, la llama se apagó y desde la oscuridad se escuchó un suspiro.
El hombre subió gritando que algo lo había llamado por su nombre. Nunca volvió al lugar.
Hoy, la Poza de la Bruja sigue igual de hermosa, con el agua clara y la calma del bosque. Pero los habitantes de El Corpus lo advierten sin dudar: por muy hermosa que parezca, nadie debería acercarse de noche

